Este martes se cumplen 43 años de la Revolución de los Claveles. «Triunfa el movimiento militar en Portugal». Con este titular tan rotundo La Voz de Galicia abría su edición del 26 de abril de 1974, recogiendo el éxito del «Movimiento de las Fuerzas Armadas», que en unas horas se hizo con el control del país. Caetano, el sucesor de Salazar al frente del régimen portugués, cedió ante el levantamiento militar y «entregó el poder» tras un ataque «con tanques y artillería», recoge también en primera página el diario gallego.La Voz dedicó un amplio despliegue al pronunciamiento militar. Una decena de planas en la sección de Internacional desgranan la información más completa para sus lectores, apuntalada con otras noticias que, sin estar directamente relacionadas, solo pueden interpretarse bajo este contexto, como el desplome de la Bolsa en Madrid. «Las noticias de Portugal influyeron negativamente». Ha transcurrido medio siglo desde entonces, pero los mercados siguen respirando al son de los acontecimientos políticos más relevantes. Leñazo global con el Brexit, con pérdidas importantes por parte de grandes fortunas como de pequeños ahorradores, y subidas considerables con la proyección del triunfo de Macron para la segunda vuelta de las presidenciales francesas.
De vuelta a Portugal, La Voz de Galicia recoge en la apertura de su sección de Internacional el comunicado que la emisora Radio Club emitió cada 15 minutos, en el que llamaba a mantener la calma «para evitar un derramamiento de sangre»,pidiendo a la gente que permaneciera en sus casas. El Movimiento de las Fuerzas Armadas aseguraba tener controlado el país «de norte a sur» y se mostraba dispuesto a combatir y a no retroceder ante cualquier lucha que pudiera plantearse». Asimismo, prometía que pronto «llegaría la hora de la libertad».El abecé de los golpistas refleja que lo primero que hay que dominar son los medios y las comunicaciones. Con la radio bajo control y los presentadores de televisión siustituidos por militares, el Movimiento Fuerzas Armadas (MFA) se apoderó del aeropuerto de Lisboa, «cerrado al tráfico», recogió La Voz. Para garantizarse el éxito tan solo le faltaba buscar aliados en el exterior. En España se seguía con gran interés los acontecimientos del país vecino que acabaron con el Estado Novo, conscientes de que las similitudes con el régimen eran más que evidentes. Por entonces, constituían las dictaduras más longevas de Europa, dos auténticos anacronismos del siglo XX en el viejo continente. Desde el Gobierno español guardaron distancia. «No hubo reacción oficial en el Ministerio de Asuntos Exteriores», recoge un titular a dos columnas. «Es prematuro cualquier comentario», aseguraba una fuente a un redactor de la agencia Europa Press. «Es un asunto interno de un país amigo». La Voz de Galicia también recoge los motivos que por entonces llevaron a los militares a realizar este pronunciamiento. El desencadenante: ese quebradero de cabeza en el que se habían convertido las colonias. «Considerando que al cabo de trece años de lucha en ultramar el sistema no ha conseguido definir una política que conduzca a la paz entre los portugueses de todas las razas y credos...», «Considerando la necesidad de limpiar las instituciones», el MFA mostró su intención de llevar a cabo «un programa de salvación del país». «Tan pronto como sea posible, se celebrarán elecciones para una Asamblea Nacional Constituyente», prometían.Desde un primer momento La Voz apuntó a la figura del general Spínola como el nuevo hombre fuerte de Portugal, llevando a primera plana una imagen suya. En la página 27 publica una minuciosa información en la que continúa contextualizando el golpe. Apunta al libro de Spínola Portugal y el futuro como el gran «catalizador» de una sublevación «inevitable». «El reclutamiento había llegado al límite. Jefes y oficiales agotados y envejecidos prematuramente por los largos destinos de ultramar», concluye La Voz.
Al día siguiente, la actualidad del país vecino continuó abriendo el periódico. La Voz informó a sus lectores del programa de la junta militar: elecciones en un año, asociaciones políticas, libertad de prensa y reunión, liberación de los presos políticos y la disolución del partido único y de la policía secreta. En pie desde 1933, el Estado Novo agonizaba.El pronunciamiento pasó a la historia bajo el nombre de la Revolución de los claveles. Tras unas primeras horas de incertidumbre, la mayoría de los portugueses acabaron por echarse a las calles y obsequiar a los militares con besos y colocando estas flores en los cañones de sus fusiles para agradecerles el cambio político sin montar una carnicería.
Fuente: La Voz de Galicia
