Prácticamente todas las constituciones democráticas del mundo prohíben la discriminación por razón de género, así lo estipula el Artículo 1 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos: Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.
Si midiéramos cuánto se ha avanzado en el cumplimiento de este precepto, podemos decir sin temor a equivocarnos que se han producido avances en la legislación, tratados y convenios internacionales, así como pactos internacionales para materializar la igualdad que no es otra cosa que la dignidad humana.
Sin embargo, falta mucho tiempo y voluntad para la total supresión de circunstancias culturales, económicas y sociales que posicionan a las mujeres en un lugar muy negativo frente a los hombres. Estas circunstancias de desigualdad se acentúan en los lugares donde se producen conflictos armados. Los cuatro convenios de Ginebra de 1949 y sus dos Protocolos adicionales de 1977, proporcionan una protección general y también específica a mujeres y niñas, sin embargo, si en tiempos de paz, las situaciones son de clara desventaja para las mujeres y niñas, en tiempos de guerra, las mujeres se colocan en una posición vulnerable por fuerzas fuera de su control.
El 70 % En los conflictos armados en el mundo (para los que existían datos) tuvieron lugar en países con graves o muy graves desigualdades de género. En esos conflictos armados la violencia sexual se utilizó de manera deliberada como arma de guerra en diversos conflictos y no ha sido hasta 2015 cuando se ha llevado a cabo una revisión de la RESOLUCION 1325 del Consejo de Seguridad de la ONU sobre Mujeres, Paz y Seguridad. El texto revisado que se desprende: La Resolución 2242, será clave para el desarrollo de la agenda de género, paz y seguridad.
En esta línea, se planteó como objetivo de desarrollo del Milenio, alcanzar en el 2030 la igualdad entre géneros. Empresa harto difícil, que requiere esfuerzo, sacrificios y trabajar con mucho ahínco, desde instituciones, poderes públicos y sociedad civil para alcanzar unos de los objetivos del Milenio: lograr la igualdad entre hombres y mujeres y empoderar a mujeres y niñas. Alcanzar la igualdad de aquí al 2030 no será un camino fácil, pero tampoco imposible.
Erika Torregrossa Acuña